El cubismo es como pararse en cierto punto de una montaña y mirar alrededor. Si vas más alto, las cosas se verán diferentes; Si vas más bajo, de nuevo se verán diferentes. Es un punto de vista. Jacques Lipchitz
Como ya vimos en el anterior capítulo sobre el Impresionismo, los nuevos artistas fueron abandonando la perspectiva, la cual, desde el Renacimiento, había sido una crucial herramienta con la que representar el espacio, pero con el tiempo fueron más adelante y también rechazaron el modelado realista de las figuras.
En una primera fase, lo que se dio a llamar el “Cubismo Analítico”, quizá como respuesta a la época cambiante que les tocó vivir, donde ni el espacio, el movimiento ni el tiempo parecían tener las mismas dimensiones tradicionales, los cubistas se lanzaron a una exploración de las figuras y los planos, perforando las primeras para que fluyera el espacio a través de ellas, y mezclando el primer plano con el fondo, o representando los objetos desde todos los ángulos posibles. La siguiente fase fue la de utilizar materiales no considerados artísticos para ser usados como metáforas abstractas de la realidad. A esta época se la denominó el “Cubismo sintético”. Todas estas experiencias llevaron hasta el arte no representativo, en el que no se diferencia entre lo simbolizado y la propia superficie del lienzo.
Puede ser que el momento original de este movimiento fuera la exposición retrospectiva que en 1907 se realizó en el Salón d’Automne sobre el trabajo de Paul Cézanne, donde tanto Picasso, como Braque, ambos ya interesados en el arte ibérico y las creaciones de la cultura africana, pudieron admirar el uso, por parte de Cézanne, de formas genéricas, o abstractas, como medio de simplificar la naturaleza, como puede comprobarse en la obra de Picasso considerada la pionera del pre-cubismo, Les Demoiselles d’Avignon, donde se pueden observar la distorsión de figuras, volúmenes representados como planos fragmentados y el color tenue.

Les Demoiselles d'Avignon, de Picasso. El tema de las mujeres desnudas no era inusual, pero el hecho de que Picasso pintara a prostitutas en posturas agresivamente sexuales era novedoso, y ello sorprendió incluso a sus amigos más cercanos. Si a esto le añadimos las influencias del arte oriental y africano, como se puede comprobar en los rostros de las mujeres, los cuales son representados como unas máscaras, el descaro de Picasso no es únicamente agresivo por su sexualidad, sino también por su primitivismo. Se abandona la ilusión renacentista de la tridimensionalidad y se representa todo en un único horizonte dividido en fragmentos geométricos. Todo aparece en primer plano y todo tiene la misma importancia. Así que no es de extrañar que fuera considerada una pintura inmoral, tanto por lo que representaba como por lo que transgredía, sin embargo, gracias a ella, Braque se acercó a Picasso y de esta amistad surgió una fructífera colaboración. Actualmente, esta pintura se expone en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Braque, por su parte, realizó una serie de pinturas de paisajes en el verano de 1908, incluyendo Casas en L’Estaque en las que los árboles y las montañas se representaban como cubos y pirámides sombreados, que se asemejan a formas arquitectónicas. Poco después llevaría a cabo una exposición de sus obras en la galería Daniel-Henry Kahnweiler en la rue Vignon, en la cual, el crítico Louis Vauxcelles dio nombre a este movimiento sin proponérselo, al describir aquellas pinturas como “bizarreries cubiques”.

Casas en L'Estaque, de Braque. En esta pintura, Braque muestra la influencia de Les Demoiselles de Picasso del año anterior y la obra de Paul Cézanne. De Cézanne adaptó la pincelada unidireccional, uniforme y el espaciado plano, mientras que de Picasso tomó la simplificación radical de la forma y el uso de formas geométricas para definir objetos. No existe, por ejemplo, una línea de horizonte y no se utiliza el sombreado tradicional para agregar profundidad a los objetos, de modo que las casas y el paisaje parecen superponerse y ocupar el primer plano de la imagen. En general, este trabajo puso de manifiesto su lealtad a los experimentos de Picasso y condujo a su colaboración. Esta obra se expone en Hermann y Margrit Rupf Foundation de Berna.
Pero poco podrían haber hecho los dos pintores pioneros si no hubiesen recibido la inestimable ayuda del comerciante en obras de arte Kahnweiler y su galería. Picasso y Braque colaboraron estrechamente a partir de 1909, tanto que, en ocasiones se hacía difícil distinguir el trabajo de un artista de otro, lo cual era del agrado de ambos. Obras que Kahnweiler adquiría en su totalidad y mantenía a los dos jóvenes artistas, facilitándole el trabajo y sus investigaciones. Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, Kahnweiler, como alemán, fue exiliado de Francia. Y durante la guerra, los hermanos Léonce y Paul Rosenberg se convirtieron en los principales comerciantes de arte cubista en París.
Pero fue gracias a los trabajos de los “cubistas del salón”, quienes mostraron sus obras en una exhibición pública en el Salon des Inpendants, artistas como Robert Delaunay, Albert Gleizes, Fernand Léger, Juan Gris, Henri Le Fauconnier, Robert de La Fresnaye o Jean Metzinger, que el movimiento se dio a conocer entre el público parisino en la década de 1910. En esta exposición son jurado, las obras se colocaban según la reacción del público ante las mismas. Picasso y Braque no trabajaron muy estrechamente con ellos, aunque sí eran admirados en aquel círculo, sobre todo por Glaizes, a pesar de que sus trabajos diferían bastante, ya que los “cubistas del salón” continuaban con las concepciones renacentistas del espacio, y por otro lado no utilizaban los colores monocromáticos ni los elementos del cubismo sintético.
En 1912 apareció la primera declaración publicada sobre este movimiento artístico, “Du Cubisme”, firmada por Metzinger y Gleizes. Al año siguiente se abrió la exposición, en la Galerie La Boetie, de los Cubistas del Salón denominada Sección de Oro, que reuniría las corrientes más radicales de la pintura, la cual inspiraría a Apollinaire para publicar su Meditaciones estéticas: los pintores cubistas (1913). Sin embargo, igual que ocurrió con Picasso y Braque, el grupo Salon o Section d’Or no continuó de manera coherente después de la Primera Guerra Mundial, con solo exhibiciones esporádicas entre 1918 y 1925.

Tea Time, de Metzinger. A pesar del realismo de la pintura, abandona el único punto de vista en uso desde el Renacimiento. La figura femenina y los elementos de la naturaleza muerta se muestran desde diferentes ángulos, como si el artista se hubiera movido físicamente alrededor del sujeto para capturarlo desde distintos puntos de vista en momentos sucesivos en el tiempo. La taza de té se muestra tanto en el perfil como desde arriba, mientras que la figura de la mujer, en posición central, aparece de frente y de perfil. Esta obra se exhibe en el Museo de Arte de Filadelfia.
Las diversas etapas de desarrollo en el estilo cubista, que todavía en la actualidad son motivo de debate, se basan más en el trabajo de Picasso y Braque que en el de en los de los artistas del salón, y se dividen en las siguientes:
El cubismo de Cézanne, desde 1908 hasta 1909. Esta fase temprana del movimiento se produjo tras la retrospectiva de Paul Cézanne en 1907, quien había estado viviendo en Aix-en-Provence, en el sur de Francia, antes de su muerte y no había expuesto en París durante muchos años. Varios artistas que vieron la retrospectiva fueron influenciados por su falta de tridimensionalidad, la calidad del material y su uso de pinceladas uniformes. Casas en L’Estaque (1908), de la que ya hemos hablado más arriba, es un buen ejemplo de este tipo de cubismo.

La botella de anís, de Juan Gris. Juan Gris pintó este lienzo en junio de 1914, en una composición de óleo, collage y grafito sobre lienzo, como un homenaje a su tierra representando la muy popular botella de anis de El Mono, quizá en en un arrebato de añoranza. Este cuadro se expone en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.
El cubismo analítico, desde 1910 hasta 1912. En esta fase, el cubismo se desarrolló de manera sistemática, basándose en la observación minuciosa de los objetos en sus contextos y su fondo y mostrándolos, a menudo, desde varios puntos de vista. Picasso y Braque restringieron su tema a los géneros tradicionales de retratos y bodegones y también limitaron su paleta a tonos tierra y grises apagados para disminuir la claridad entre las formas fragmentadas de figuras y objetos. Aunque sus obras solían ser similares en apariencia, sus intereses separados se manifestaron a través del tiempo. Braque tendía a mostrar objetos explotando o separados en fragmentos, mientras que Picasso los magnetizaba, con fuerzas de atracción que obligaban a los elementos del espacio pictórico al centro de la composición. Las obras en este estilo incluyen Violin and Palette (1909) de Braque y Ma Jolie (1911-12) de Picasso. Hacia el final de esta etapa del cubismo, Juan Gris comenzó a hacer contribuciones al estilo, aportando una sutil claridad en sus formas, proporcionando sugerencias de una cuadrícula compositiva e introduciendo más color en lo que había sido un estilo austero y monocromático.

Violin and Palette, de Braque. En esta época, Picasso y Braque estaban colaborando, pintando escenas en su mayoría interiores que incluían referencias a la música, como instrumentos musicales o partituras. En este primer ejemplo de cubismo analítico, Braque estaba experimentando más con un espaciado superficial al reducir la paleta de colores a marrones neutros y grises que aplanan aún más el espacio. La pieza también es indicativa de los intentos de Braque por mostrar el mismo artículo desde diferentes puntos de vista. Se utiliza algo de sombreado para crear una impresión de bajorrelieve con las diversas formas geométricas que parecen superponerse ligeramente. Los instrumentos musicales como guitarras, violines y clarinetes aparecen con frecuencia en las pinturas cubistas, particularmente en las obras de Braque, quien se formó como músico. Al confiar en un tema tan repetido, los trabajos también animan al espectador a concentrarse en las innovaciones estilísticas del cubismo en lugar de en la especificidad del tema. Este cuadro se encuentra en el Guggenheim de Nueva York.

Ma Jolie, de Picasso. Picasso construye, en esta obra, sobre la superposición, las formas geométricas, se aleja de la tridimensionalidad y va hacia la abstracción al reducir el color y al aumentar la ilusión de la escultura en bajo relieve incluso más que Braque en Violín y Paleta. Sin embargo, lo más importante es que Picasso incluyó palabras pintadas en el lienzo. Las palabras "ma jolie" no solo allanan más el espacio, sino que también comparan la pintura con un cartel porque están pintadas en una fuente que recuerda a la que se usa en la publicidad. Esta es la primera vez que un artista ha usado tan descaradamente elementos de la cultura popular en una obra de arte. Esta fusión de alta y baja cultura puede haber sido influenciada por los carteles de Henri de Toulouse-Lautrec de finales del siglo XIX. Además de vincular el trabajo de Picasso con la cultura pop y lo cotidiano, "Ma Jolie" también fue el nombre de una canción popular en ese momento, así como el apodo de Picasso para su novia. Esta pintura se puede contemplar en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
El cubismo sintético, desde 1912 hasta 1914. Picasso y Braque comienzan a introducir elementos extraños en sus composiciones, continuando sus experimentos con múltiples perspectivas. Picasso incorporó un trozo de hule que imitaba los asientos de caña en Still Life with Chair-Caning (1912), iniciando así el collage cubista, y Braque comenzó a pegar el periódico a sus lienzos. En parte, esto puede deberse a la creciente incomodidad de los artistas con la abstracción radical del cubismo analítico, aunque también podría argumentarse que estos experimentos sintéticos desencadenaron un giro aún más radical de las representaciones renacentistas del espacio y hacia una representación más conceptual de objetos y figuras. Los experimentos de Picasso con la escultura también se incluyen como parte del estilo cubista sintético, ya que emplean elementos collage.

Still Life with Chair-Caning, de Picasso. Picasso reintroduce el color y se adentra en la experimentación con múltiples perspectivas. La imagen muestra una mesa en un café; varios objetos en la mesa desde distintos puntos de vista, incluidos el cuchillo, los trozos de fruta y la copa de vino que se encuentran en la parte superior derecha de la imagen. Combinando pintura y collage, Picasso también incorpora una pieza de hule que se asemeja a la silla para referirse al tipo de asientos comunes en una cafetería tradicional. Así mismo, transmite la calidad transparente del tablero de la mesa al hacer que parezca que el marco de la silla se puede ver a través del cristal. Sin embargo, el espacio en la imagen es incluso más plano que en trabajos anteriores sin sombreado de objetos, por lo que la mesa de café no se muestra de manera ilusionista como en tres dimensiones, sino conceptualmente. Finalmente, Picasso pinta la palabra "JOU" que contine las tres primeras letras de la palabra francesa para periódico (Journal), refiriéndose así al acto de leer un periódico en un café (el propio periódico doblado se puede ver a la izquierda), y también deletrea las primeras letras de la palabra francesa para "jugar", lo que significa la alegría y la calidad experimental de la imagen. Se argumenta que los fragmentos del periódico collage hacen referencia a la inestable situación política en Europa y quizás a las tendencias anarquistas de Picasso. Este trabajo se expone en la National Gallery de Londres.
El cubismo de cristal, desde 1915 hasta 1922. Asociado tanto a los “cubistas del salón” como a Picasso y Braque, y sin ser una inclinación exclusiva del cubismo, esta tendencia surgió como una respuesta al caos ocasionado por la guerra. La obra representativa de este periodo es Las tres mujeres (1921) de Léger, donde las figuras son objetos sólidos en lugar de fragmentos superpuestos.

Las tres mujeres, de Léger. Léger actualiza el tema tradicional del desnudo reclinado en un vocabulario moderno que combina sus diversas influencias del cubismo y el futurismo. Las formas geométricas de las figuras indican sus fuentes cubistas, mientras que su confianza en imágenes de tipo máquina está tomada del futurismo. Sin embargo, sus formas geométricas prístinas y coloridas son muy diferentes de los falsos efectos esculturales de bajo relieve utilizados en el cubismo analítico. Las formas que conforman las figuras y los objetos, por ejemplo, no se superponen en el primer plano, sino que se utilizan para crear una ilusión de tridimensionalidad. Así, los muebles, los cuerpos de las mujeres y los espacios entre ellos se distinguen fácilmente. Las formas pulidas de Léger pueden vincularse con el interés por el clasicismo o el "regreso al orden" que se extendió en el arte francés después del caos de la Primera Guerra Mundial. La precisión y la solidez de los objetos y las figuras de la máquina sugieren la fe de Léger en el mundo moderno. y la esperanza de que los avances tecnológicos y la era de las máquinas juntos rehacerían el mundo. Léger resultó gravemente herido en la Primera Guerra Mundial, pero aún así presenta una escena alegre que se basa en los colores primarios para transmitir su mentalidad positiva acerca de los beneficios de la modernidad y la tecnología, y finalmente expresa su fe en el futuro. Este óleo se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Desarrollos posteriores. El cubismo se extendió rápidamente por toda Europa en la década de 1910, tanto por su enfoque sistemático para representar las imágenes como por la apertura que ofrecía al representar de nuevas maneras los objetos. Sin embargo, los críticos de arte estaban divididos sobre si a los cubistas les interesaba representar las imágenes de una manera más objetiva, revelando más su carácter esencial, o si buscaban la distorsión y la abstracción de las materias. Muchos artistas importantes pasaron por una fase cubista en su desarrollo, quizás el más notable de los cuales fue Marcel Duchamp, cuyo famoso Desnudo descendente en una escalera (1912), obtuvo mucha atención y muchas críticas por partes iguales. Pero nadie puede obviar que el cubismo fue el punto de arranque de una gran cantidad de estilos diferentes, como el constructivismo, el futurismo, el suprematismo, el orfismo…

Desnudo descendente en una escalera, de Suchamp. Duchamp va más allá del estatismo y formalismo cubista implantando el movimiento, que provoca un notable cambio tanto en la estructura interna como en la externa del objeto separando sus partes y surgiendo nuevas funciones, como la condición de máquina al cuerpo humano, con movimientos sistemáticos y repetitivos, pasando del mundo natural al tecnológico.
Las ideas en el movimiento también se alimentaron de fenómenos más populares, como el diseño y la arquitectura Art Deco. Los movimientos posteriores, como el minimalismo, también fueron influenciados por el uso cubista de la cuadrícula, y es difícil imaginar el desarrollo del arte no representativo sin los experimentos de los cubistas. Al igual que otros movimientos artísticos del siglo XX que cambian de paradigma, como Dada y Pop, el cubismo sacudió los cimientos del arte tradicional al darle un giro a la tradición renacentista y al curso de la historia del arte con reverberaciones que continúan en la era postmoderna.

Maqueta para una guitarra, de Picasso. Los experimentos de Picasso con elementos de collages lo animaron a reconsiderar la escultura también. Sin embargo, en lugar de un collage, Maquette para guitarra es un conjunto o collage tridimensional. Mientras que la escultura tradicional está formada por una masa rodeada por un vacío, utilizando un material como la madera o el mármol que luego es moldeado por la mano del artista, Picasso aquí toma pedazos de cartón, papel, cuerda y alambre que luego se dobló, ensartó y pegó. Esta es la primera vez que una escultura ha sido ensamblada desde partes dispares. En lugar de ser un material sólido, integra fluidamente la masa y su vacío circundante. Picasso tradujo el interés cubista en múltiples perspectivas y formas geométricas en un medio tridimensional. Se muestra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.