Hiperrealismo

El arte hiperrealista es un movimiento artístico que busca imitar la realidad con una precisión y una fidelidad casi fotográficas, pero usando técnicas de pintura o escultura que hacen la imagen más vívida que una simple fotografía. Este movimiento se originó a finales de los años 60 como una reacción al arte abstracto y conceptual, y se caracteriza por su virtuosismo técnico, su gusto por el detalle y su noción de hiperrealidad, que cuestiona la capacidad del cerebro humano de distinguir entre realidad y ficción.

El hiperrealismo se basa en la exactitud de los detalles, el juego de diferenciar lo real de la ficción y el rechazo de sus seguidores a cualquier interpretación subjetiva de la realidad. Al mismo tiempo, los artistas hiperrealistas se consideran unos radicales que llevan al extremo el realismo, mostrando una realidad cruda, banal o cotidiana, sin idealizarla ni embellecerla. Por eso mismo, mantienen su independencia y no se adscriben a ninguna escuela o movimiento artístico, sino que desarrollan su propio estilo y personalidad, sin seguir las modas o las tendencias del mercado. En concreto, buscan la precisión y emplean técnicas tradicionales, como el óleo y la escultura en madera o bronce, pero también innovan con otras técnicas, como la aerografía o la acuarela, para lograr un efecto de realismo máximo, al tiempo que rechazan el mecanismo aplicado a la realidad: los artistas hiperrealistas se oponen al arte abstracto y al arte conceptual, que consideran fríos, impersonales y alejados de la realidad humana.

Algunos de los hechos históricos más relevantes del arte hiperrealista son:

En 1972, se celebró la primera exposición de fotorrealismo en el Documenta 5 de Kassel, Alemania, donde se presentaron obras de artistas como Chuck Close, Richard Estes, Ralph Goings o Duane Hanson.

En 1980, se publicó el libro “Hiperrealismo” de Linda Chase, que fue el primer estudio exhaustivo sobre este movimiento y que acuñó el término “hiperrealismo” para referirse a una nueva generación de artistas que superaban el fotorrealismo en cuanto a detalle, realismo y expresividad.

En 1992, se inauguró el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, que cuenta con una de las colecciones más importantes de arte hiperrealista del mundo, con obras de autores como Antonio López García, Claudio Bravo, Gottfried Helnwein o Audrey Flack.

En 2006, se celebró la primera exposición retrospectiva dedicada al arte hiperrealista en el Museo Ludwig de Koblenz, Alemania, donde se mostraron más de 100 obras de 34 artistas desde los años 60 hasta la actualidad.

En 2013, se organizó la exposición “Hiperrealismo 1967-2013” en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), que recorrió la evolución histórica y estética del movimiento desde sus orígenes hasta las últimas tendencias.

El arte hiperrealista tiene una conexión con los movimientos sociales y políticos, ya que refleja la realidad de una forma crítica, denunciando o cuestionando aspectos de la sociedad, la cultura o la historia. Por ejemplo, Denis Peterson, Gottfried Helnwein o Duane Hanson se inspiran en el realismo social que busca expandir y poner énfasis en los problemas sociales mediante sus obras. Sin embargo, Ron Mueck, Claudio Bravo o Marta Penter piensan que el arte, mediante los sentimientos y la empatía, debe tener un importante papel en la educación y la transformación de la sociedad. Mientras tanto, Javier Arizabalo o Helena Hugo utilizan sus trabajos como medio de oposición y desafío al poder establecido.

Por todo ello, el arte hiperrealista ha tenido algunos problemas con la censura o la oposición de algunos estados o gobiernos del planeta, ya que sus obras pueden ser consideradas como subversivas, inconvenientes o provocadoras. Veamos algunos ejemplos:

En 1974, el pintor estadounidense Richard Estes fue acusado de plagio por el fotógrafo Philip Pearlstein, quien afirmó que Estes había copiado una de sus fotografías para crear una pintura hiperrealista. El caso llegó a los tribunales, pero finalmente se resolvió a favor de Estes, quien argumentó que su obra era una reinterpretación artística de la realidad.

En 1988, el escultor estadounidense Duane Hanson fue censurado por el gobierno de Francia, que prohibió la exhibición de su obra “Tourists II” en el Museo de Arte Moderno de París. La obra consistía en dos figuras hiperrealistas de una pareja de turistas estadounidenses, con ropa y accesorios típicos. El gobierno francés consideró que la obra era una ofensa a la imagen de Francia y a la dignidad humana.

En 2004, el pintor austriaco Gottfried Helnwein fue denunciado por el gobierno de China, que retiró su obra “The Murmur of the Innocents 4” de una exposición en el Museo Nacional de Arte de Beijing. La obra mostraba el rostro ensangrentado de una niña con una venda en los ojos. El gobierno chino alegó que la obra era una crítica al régimen comunista y a su política de control de natalidad.

En 2010, el escultor australiano Ron Mueck fue vetado por el gobierno de Irán, que canceló su participación en la Bienal de Teherán. La razón fue que sus obras hiperrealistas de figuras humanas desnudas o semidesnudas eran consideradas como inmorales y contrarias a las normas islámicas.

El arte hiperrealista ha tenido una acogida variada entre el público y la crítica, dependiendo de la época, el lugar y el estilo de cada artista, pues mientras algunos críticos y espectadores han alabado la maestría técnica, la fidelidad y la expresividad de las obras hiperrealistas, considerándolas como una forma de arte superior y sublime, otros críticos y espectadores han rechazado el hiperrealismo por considerarlo una copia mecánica y poco original de la realidad, sin aportar nada nuevo ni creativo al arte. Así mismo, algunos críticos y espectadores han valorado el hiperrealismo por su capacidad de cuestionar y denunciar aspectos de la realidad social, política o cultural, mediante un lenguaje directo y provocador, otros han criticado el hiperrealismo por su falta de compromiso y de profundidad, al mostrar una realidad superficial, banal o indiferente. Como se puede ver, el arte hiperrealista ha generado opiniones diversas y contradictorias entre el público y la crítica, lo que demuestra su relevancia e influencia en el mundo del arte.



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