Durante un tiempo no estuvo segura de si su marido era su marido. A veces creía que sí, a veces creía que no, y a veces decidía no creer nada y seguir viviendo su vida con él, o con aquel hombre semejante a él, mayor que él. Pero también ella se había hecho mayor por su cuenta, en su ausencia, era muy joven cuando se casó.
“La espera tiene algo de adictivo, todo está todavía abierto. Todas las posibilidades, la ideal y la nefasta, están por decidirse”
Javier Marías

Creemos conocer a las personas cercanas, aquellas a las que queremos y nos quieren, aquellas con las que convivimos, con las que habitamos, con las que dormimos… pero ¿de verdad sabemos todo de sus vidas, de sus actos, de sus relaciones, de sus pensamientos y vivencias?… Si en numerosas ocasiones nos sorprendemos de nosotros mismos, ¿cómo podemos estar seguros de las reacciones de los otros?… ¿Quién es ese hombre, o esa mujer, que yace contigo, a tu lado, sintiendo su cuerpo cálido pegado al tuyo, y con quien, tal vez, acabas de recorrer los gratos senderos del sexo?… ¿Cuántos secretos encierra?, ¿qué pesadillas le atormentan?, ¿de qué se arrepiente o a quién añora?… No es necesario mentir para no decir la verdad, pues el silencio puede esconder todo un universo.
“Berta Isla”, la decimoquinta novela de Javier Marías, nos habla de las dudas, de las mentiras, de la soledad, de un mundo repleto de confusión y de miedos, pero también de esperanza, de deseos, de la relatividad del tiempo dependiendo de si se desea que se aligere o se detenga. José María Pozuelo Yvancos, ponente del Jurado del Premio de la Crítica que le fue concedido a Javier Marías por esta historia, dijo de ella que era una novela de gran altura en el contexto de la narrativa europea, y añadía: “se sirve del género del espionaje para hacer bajar al lector a las profundidades de la condición humana y con su original estilo combina reflexión y acción, al que añade momentos líricos para entrar en grandes asuntos universales como el amor, los secretos, la impenetrabilidad del otro o la falta de ética de las cloacas del Estado”.

“Berta Isla” es una novela de acción, aunque no de movimiento, pues de sus protagonistas no vemos sus actos sino sus pensamientos, sus reflexiones y sus sentimientos, pero no nos hace falta saber cómo pasó, pues conocemos sus consecuencias.
Tomás (Tom) Nevinson y Berta son pareja desde la adolescencia y, a pesar de sus mutuas infidelidades, saben que están predestinados al matrimonio, pero Tom, hijo de un diplomático inglés y de una profesora española, posee el don de las lenguas y el dominio de cualquier acento del planeta, por lo que los servicios de inteligencia ingleses no tardan en interesarse por su persona y no cejarán hasta reclutarlo. Y desde ese momento, Tom deja de tener su voz propia para hablar con otra prestada.
Cuando te aventuras por sus páginas, unas veces de la mano de un narrador en tercera persona y otras por la primera voz de ambos protagonistas, te encuentras con reflexiones y vivencias tan familiares que llegas a pensar que hablan de ti, y te vas dejando atrapar. La prosa de Marías te va enredando en su envoltura digresiva, dándonos los datos necesarios, unas veces con versos de Eliot o Shakespeare o fragmentos de Flaubert, otras con meras reflexiones, a veces con momentos de confusión o aturdimiento, para que vayamos descubriendo por nosotros mismos la verdad de las cosas.

Berta es como una moderna Penélope, siempre esperando a quien se fue, deseando su regreso, aunque, a veces, también temiéndolo porque las dudas le van minando la paciente espera y recela que tal vez, después de tanto tiempo, ya no sea el mismo, pues nadie, tras el paso del tiempo, que todo lo desgasta, que todo lo consume, que todo lo transforma, permanecemos siempre iguales. Incluso ella evoluciona desde una sospecha callada sobre la moralidad del trabajo de su marido, hacia una aceptación de esa parte oscura de su vida que desconoce. O él, un joven con un futuro prometedor e imbuido de buenas intenciones, se ve arrastrado a hacer aquello que no quería, autoengañándose de tal modo, que llega a justificarlo con convencimiento.
La novela, así mismo, reflexiona, o nos hace reflexionar, sobre la historia reciente, desde los últimos días de la vida de Franco, las revueltas estudiantiles, la transición democrática, los gobiernos de Margaret Thatcher, la guerra de las Malvinas, la del Ulster o la caída del Muro de Berlín. Viendo cómo cambian los pueblos y cómo los enemigos se convierten en amigos y éstos en enemigos, dejando de tener claro a quién debemos ser leales y de quiénes nos debemos cuidar. Y todo visto desde la cadencia de una vida normal si no fuera por la constante espera y el eterno vacío existencial.
Berta es la imagen de alguien que mira desde un balcón esperando un cambio en la cotidianidad de su existencia, algo que trastoque el orden, algo que le indique que todavía hay vida.
Interesante reseña, a ver si vuelvo a retomar a este autor tan complejo e interesante.